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La crucifixión

26 Cuando se lo llevaban, obligaron a un hombre de Cirene, llamado Simón, a que fuera detrás de Jesús cargando la cruz. Este hombre volvía en ese momento del campo. 27 Mucha gente del pueblo y muchas mujeres lo seguían. Ellas lloraban por él y se golpeaban el pecho. 28 Jesús se volvió hacía ellas y les dijo:

―Hijas de Jerusalén, no lloren por mí. Lloren más bien por ustedes y por sus hijos.

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